SARS-CoV-2 . Agente etiologico, estructura y patogénesis.

 


Agente etiológico:

Los coronavirus pertenecen al Orden Nidovirales y Familia Coronaviridae. La Familia Coronaviridae se reconoció por primera vez en 1968. Esta clasificación taxonómica se asigna de acuerdo con la morfología, tipo de genoma y estrategia de replicación que presentan los virus de esta familia. El SARS-CoV-2 es un beta coronavirus envuelto el cual contiene ARN de cadena sencilla. A estos coronavirus al igual que el SARS-CoV-2 tienen una corona de puntas que se observa alrededor del virus en imágenes de microscopía electrónica. Estas puntas corresponden a las glicoproteínas espiga (S), distribuidas en toda la superficie viral.










Estructura Viral:

Como hemos mencionado antes Los Coronavirus son virus envueltos de genoma ARN de una sola cadena con un tamaño de entre 28 y 32 kb, con capside compleja y de envoltura esférica que incluye unas espículas como una corona, de ahí el nombre de estos tipos de virus. Las espículas están distribuidas simétricamente y son las que permiten al virus abrirse camino por las membranas de las células y atacar a éstas desde cualquier ángulo. El genoma contiene siete marcos de lectura abiertos (ORF) que codifican para proteínas virales no estructurales. Presenta una forma de corona cuando se observa al microscopio electrónico, la glicoproteína S es el mediador de la unión y entrada de la célula huésped. El ARN viral codifica 16 proteínas no estructuradas, que interfieren con la respuesta inmune innata del hospedero. La parte restante del genoma del virus codifica cuatro proteínas estructurales esenciales, incluida la glicoproteína espiga (S), responsable de la unión y fusión del virus con las membranas celulares; la proteína de membrana (M), responsable del transporte transmembrana de nutrientes, liberación de la partícula viral y eventual formación de su envoltura; las proteínas de nucleocápside (N) y las proteínas de envoltura (E)

En S1 se encuentra el dominio de unión al receptor (RBD, por sus siglas en inglés) y es la parte más variable del genoma viral; mientras que S2 es una subunidad altamente conservada, que media la fusión con la membrana celular y hace posible su ingreso a la célula. Debido a que realiza una función indispensable, la proteína S es el blanco principal de los anticuerpos neutralizantes.9,10 Al comparar las características de SARS-CoV-2 y SARS-CoV se vio que comparten únicamente el 40% de los aminoácidos del RBD y que la proteína S de SARS-CoV-2 tiene mayor afinidad por su receptor.10 La principal diferencia entre ambas proteínas es una inserción de 12 nucleótidos entre S1 y S2, que forman un motivo polibásico reconocido por furina. Se han encontrado mutaciones similares en virus altamente patogénicos como el de la influenza, por lo que esto, junto con la alta afinidad a su receptor, podrían ser la causa de la transmisión tan eficiente del SARS-CoV-2.9






















Patogénesis:

La patogénesis de la infección por SARS-CoV-2 en humanos se da cuándo el virus accede al tracto respiratorio a través de las membranas mucosas, especialmente la nasal, orofaríngea y laríngea, una vez que ingresa a los pulmones por continuidad. Luego puede ingresar a la sangre de manera periférica desde los pulmones, lo que causa viremia19 y finalmente queda atacando todos los órganos que expresan ECA220. Este es un receptor identificado como puerta de entrada para SARS-CoV-2, que es una enzima que se adhiere a la membrana celular de células ubicadas en el cerebro, corazón, arterias, endotelio respiratorio, pulmones específicamente en sus células alveolares tipo II. Además el SARS-CoV-2 se une a toda célula corporal que expresa ECA2 y TMPRSS en su superficie, causando una respuesta inflamatoria sistémica. Esta se inicia con una tormenta de citosinas, la cual consiste en una liberación de grandes cantidades de citosinas pro inflamatorias (IFN-a, IFN-g, IL-1b, IL-6, IL-12, IL-18, IL-33, TNF-a, TGFb, etc.) y quimosinas (CCL2, CCL3, CCL5, CXCL8, CXCL9, CXCL10)23.  La unión de SARS-CoV-2 a los receptores ECA2 ubicados en la superficie de las AT2 reviste especial importancia, ya que desencadena una cascada de inflamación en las vías respiratorias inferiores, ocasionando un Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda. La lesión característica de este síndrome, el daño alveolar difuso, ha sido encontrada en la mayoría de pacientes fallecidos por neumonía grave por COVID-19.

El COVID-19 a lo largo de la pandemia se ha caracterizado por presentar complicaciones como la miocarditis, la enfermedad tromboembolia, la coagulación intravascular diseminada, la hipercitoquinemia y las complicaciones renales, además de la enfermedad respiratoria.

El SARS-CoV-2 no solo obtiene la entrada a las células pulmonares a través de ECA2. Posteriormente, regula de forma negativa su expresión en la superficie de estas células, a tal grado que la enzima se torna incapaz de ejercer efectos protectores sobre los órganos corporales. La regulación negativa de la expresión de ECA2 en las células pulmonares, conlleva a la acumulación sin oposición de angiotensina II y a la activación local del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA). Se ha postulado, pero no proba - do, que esta actividad no controlada de angiotensina II puede ser en parte responsable de la lesión orgánica en COVID-1928,29, conllevando a lesión pulmonar aguda, remodelación desfavorable del miocardio, vasoconstricción periférica y permeabilidad vascular aumentada. Mientras que la activación local del SRAA puede modular las lesiones pulmonares provocadas por la agresión viral2

 





















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